Se habla mucho últimamente de los cuentos con valores… ¿pero a qué valores se refieren? Evidentemente hay unos valores universales aceptados por el conjunto (o casi, porque tal y como está el mundo últimamente lo dudamos) de la Humanidad. Al menos, de palabra. Pero no todo es blanco o negro, existe una amplia gama de grises… Nuestra escala de valores se suele corresponder a nuestra propia manera de entender y estar en el mundo. Y si añadimos otro ingrediente, el momento vital que estemos viviendo, esos valores mutan, cambian, evolucionan ¿A quién no le ha removido la maternidad y paternidad de tal manera que las cosas han cobrado otra importancia? ¿Acaso ahora esos valores no se transforman si miramos el mundo con los ojos de nuestros hijos e hijas?
Dicen los “grandes expertos” que los libros con valores no solo entretienen, sino que también juegan un papel crucial en el desarrollo emocional y ético de los niños. Que los cuentos con principios enseñan lecciones valiosas que los niños llevan consigo mucho después de cerrar el libro. Dicho así, suena un poco aburrido. Falta lo esencial de la literatura: que debe emocionar, divertir y hacer pensar. Un libro que no consiga al menos una de estas cosas, tampoco conseguirá “educar en valores”. Por otro lado, os confesamos que pensamos que a ser buenas personas se enseña y se aprende en casa. No hay libro que pueda arreglar un mal ejemplo continuo, una crítica constante o una forma “fea” de relacionarnos con los demás.
Pero sí, los libros son un pequeño reflejo en papel de lo que somos, de lo que fuimos y de lo que seremos. De lo que queremos transmitir a quienes son la esperanza de que un mundo mejor es posible: la infancia. Porque ellos y ellas son los llamados a arreglar todo lo que nosotros hemos estropeado.
En Cuatro Tuercas pensamos en ese mañana, pero, sobre todo, estamos en el hoy. En cómo la infancia es silenciada, ninguneada y bebe de nuestros prejuicios y estereotipos. Y de ahí, emergen nuestros cuentos con valores, por si alguien se siente tentado de llamarlos así.
Os vamos a contar una historia que se repite siempre que vamos a una firma, una feria… Cuando alguien se fija en el título de “Nicolás comparte con mucho arte”, hay quien nos dice que si es un libro para enseñar a compartir. Y debemos sacarles de su error, puesto que Nicolás nos muestra la importancia de respetar si quieres o no compartir, y cuidar como propio lo que alguien nos presta. Esos son nuestros valores. Sorprendentemente, tras una mirada pensativa, la gran mayoría se lleva el libro.
Nuestros cuentos puede que enseñen respeto. Quizá autonomía, escucha, empatía, valentía, igualdad, equidad, corresponsabilidad, amor del bueno… Pero lo que seguro que muestran es referentes a niños y niñas para que estén seguros de que su voz merece ser escuchada. Y, esto, no es un valor, es un súper valor.
Además… ¿no somos las personas adultas quienes tenemos que re-educar nuestros valores? Que nosotros sepamos, los niños y las niñas no nacen racistas, machistas… y muchos más “istas” bastante feos… somos nosotros quienes se los enseñamos.
Quizá, solo quizá, tengamos que reflexionar un poco.